memoria del cuerpo

Cuando el cuerpo no recapacita e incita en su capacidad de estar y ser en plena totalidad, se genera una tensión contenida, que al no estar canalizada, explota y sale como una olla a presión.

Somos nosotros, los que sin ser concientes de este desajuste, andamos a la deriva, siendo dominados por todo aquello no expresado y por lo tanto latente e incongruente.

Somos contenedores de una memoria ancestral que recoge la energía contenida y manipulada de todo un proceso infinito  y a la vez calculado.

Podemos resolver todo este cataclismo con una apertura de conciencia sagrada que tenemos almacenada en nuestro “control remoto”.

Somos lo que fuimos y ello nos hace ser lo que podemos ser. Somos agua que si no fluye se estanca. Somos vertientes que van a parar a un mar de infinitos canales y cuando seamos concientes de que, en origen, venimos de una misma esencia, seremos capaces de abrirnos y fluir en la naturaleza y en la comprensión del ser humano.

La danza, el movimiento, es un canal autentico para abrir y conseguir liberarnos de bloqueos y de las lagunas que creó nuestra memoria por miedo a lo que suponiendo desconocido, esconde una VERDAD ANCESTRAL.

Solo la escucha del cuerpo nos abrirá canales de comunicación con nuestra esencia.

Palavras de Continente

Esse post foi publicado em corpo e ancestralidade. Bookmark o link permanente.

Deixe um comentário